Nacido en Aarle-Rixtel (Países Bajos), en la diócesis de Hertogenbosch, el 3 de noviembre de 1890, fue bautizado el mismo día. En el bautismo le fue impuesto el nombre de Humberto.
En su vida se pueden distinguir dos grandes períodos: el tiempo que trascurrió en su país (1890-1924) y el que pasó como misionero en Brasil (1925-1943).
La época vivida en los Países Bajos (1890-1924)
Infancia y adolescencia.
Su infancia la pasó con su familia. Era el octavo de once hermanos. Familia acomodada de campesinos del Brabante. Familia muy católica en el que cada día se rezaba el Angelus y el Rosario. Se asistía a la celebración de la Eucaristía no sólo los domingos sino también entre semana muchas veces. En casa había un ambiente de serenidad y trabajo, así como de mucha solidaridad entre los hermanos. De niño, Humberto, asistió a la escuela de las Hermanas de la Caridad de Schijndel y después a la del maestro católico Harmelinck. Se decía que Humberto era de carácter jovial y sociable y que era muy apreciado tanto en casa como fuera.
Pronto sintió la llamada al sacerdocio, por lo cual quiso hacer estudios secundarios, contra el parecer de su maestro que no le veía dotado para ello. Su padre le quería para las labores del campo, pues no le consideraba capaz de llevar adelante estudios superiores. Ante esta postura de su padre, Humberto le dijo: “Intentaré dar lo mejor de mi mismo y nosotros debemos tener confianza en nuestro Señor. Las cosas irán bien”. Fue a Gemert para asistir a la escuela secundaria y allí permaneció dos años. Habiendo leído la biografía del P.Damián de Veuster, decidió entrar en la Congregación de los Sagrados Corazones. Entró en 1905 en la Escuela Apostólica que la Congregación tenía en Grave y allí continuó los estudios de secundaria. A pesar de las dificultades que encontraba en los estudios, especialmente en el de las lenguas, se empeñó mucho y los profesores le animaron dada su voluntad y su disposición para la vida religiosa misionera.
Formación como religioso y sacerdote
Terminados los estudios secundarios, el 23 de setiembre de 1913, fue admitido al noviciado, que en aquel tiempo se encontraba en Tremeloo en Bélgica. Tomó el nombre de Eustaquio, con el que se le ha conocido desde entonces. Ante la invasión alemana de Bélgica en aquel año, tiene que regresar a su casa. Esta situación duró poco tiempo y pudo continuar el noviciado en Holanda, haciendo su profesión temporal el 27 de enero de 1915 en Grave (Países Bajos) y la profesión perpetua el 18 de marzo de 1918 en Ginneken (Países Bajos). En el 1916 concluyó los cursos de Filosofía y durante los años 1916-1919 hizo los estudios teológicos en Ginneken. Sus profesores, admitiendo que no tenía una mentalidad dotada para las cuestiones metafísicas, sin embargo consideraban que iba adquiriendo una buena visión teológica y un buen criterio en las cuestiones de práctica pastoral. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1919. Su padre manifestó una gran alegría de ver a su hijo celebrar en el altar.
Ministerio en su propio país (1919-1924)
Ejerció el ministerio en su propio país durante cinco años. El primer año lo pasó en Vierlingsbeek como socio del maestro de novicios. Los superiores lo envían al ámbito de la formación motivados sobre todo por su piedad y estricta observancia de la Regla. Luego pasó dos años en Maasluis en el servicio pastoral a los obreros del cristal que eran walones de lengua francesa y que se habían refugiado en los Países Bajos. Con ellos demostró un gran celo apsotólico. Celo que fue reconocido por el estado belga que lo condecoró por sus servicios a esa minoría. Por último, dos años en Roelofarendsveen como vicario del párroco P. Ignacio Herscheid. Aquí su actividad fue muy intensa cerca de las organizaciones parroquiales así como en el confesionario y en la asistencia a los enfermos.
En el mes de diciembre de 1924 fue enviado a España para aprender el español, ya que en principio se pensaba asumir una misión en Uruguay, a la que se le iba a destinar, sin embargo después fue enviado a Brasil, donde el idioma era el portugués. El P.Eustaquio había deseado ser misionero y ese deseo se vio cumplido cuando se erigió la Provincia de los Países Bajos y el nuevo Provincial, P.Norber Poelman buscó una misión en América Latina para la provincia naciente. En principio no fue claro el destino hasta que se terminó en Brasil.
El tiempo trascurrido en Brasil (1925-1943)
El P.Eustaquio que llegó a Río de Janeiro el 12 de mayo de 1925 trabajó como misionero durante dieciocho años en Brasil. De los 18 años, 10 en Agua Suja (1925-1935), seis en Poá (1935-1941) luego, en los dos últimos años de su vida, breves estancias en una serie de casas de la Congregación: Río de Janeiro, Fazenda de S.José de Río Claro, Patrocinio, Ibiá y, por último, en Belo Horizonte como párroco de Santo Domingo donde murió el 30 de agoto de 1943.
Apostolado en Agua Suja (Romaría)
El 23 de abril de 1925 parten de Amsterdam el P.Norbert Poelman, Provincial, con los tres primeros misioneros para Brasil: Gilles van de Boogaard, Eustaquio van Lieshout y Mathias van Roy. Llegaron el 12 de mayo y deben esperar hasta el 15 de julio para tomar posesión de la parroquia de Agua Suja, que actualmente se denomina Romaría, en la diócesis de Uberaba, en la Región así conocida como “Triangulo Minero”.
La parroquia tenía el Santuario Diocesano de Nuestra Señora de la Abadía. En principio el P.Eustaquio se desempeñó como vicario asumiendo los cuidados pastorales de la parroquia de Nova Ponte y sus capillas. Posteriormente a partir del 2 de marzo de 1926, el P.Eustaquio fue nombrado párroco de Agua Suja. Era una parroquia donde la gente se dedicaba fundamentalmente a la búsqueda del oro en las orillas del río Bagagem. Dada la incertidumbre de los resultados de aquellos trabajos, la situación económica y social era difícil.
El P. Eustaquio se dedicó plenamente a sus parroquianos y buscó cuidarlos tanto física como espiritualmente. Ciertamente la situación de la población y de la parroquia después de los diez años de trabajo apostólico del P.Eustaquio va a cambiar mucho. Su empeño por mejorar las condiciones humanas y religiosas de aquella población dieron buenos frutos. Especial dedicación prestó siempre a los pobres y a los enfermos, produciéndose ya entonces algunas curaciones por su medio. Los fieles de Romaría sintieron mucho la salida del P. Eustaquio e incluso quisieron impedirla.
Apostolado en Poá (1935-1941)
El 15 de febrero de 1935 tomó posesión de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes de Poá, en la región metropolitana de Sâo Paulo. Recibió también el encargo del cuidado pastoral del barrio de San Miguel Paulista, actualmente sede de la diócesis. Si la parroquia de Romaría era difícil no lo era menos la de Poá. A su llegada carecía de templo parroquial, con problemas con las sectas espiritistas y bastante indiferencia entre la gente. El P.Eustaquio se dedicará de nuevo con gran celo a la visita de las familias, a los enfermos, a los pobres, a los niños, a la organización parroquial.
A partir de 1937, sobre todo, el apostolado del P. Eustaquio va a asumir una connotación bastante particular: el don de curación por intercesión de S.José. Especialmente orientada esta actividad a fortalecer la fe del pueblo y a liberarla de la tendencia a la superstición. Es entonces cuando la fama del P.Eustaquio comenzó a extenderse por el país y de todos lados comenzaron a llegar personas que querían verle y obtener por su medio el favor de la curación. La afluencia de la gente era cada vez mayor, llegando a pasar por Poá unas diez mil personas al día. Dada las limitaciones de aquella parroquia para admitir tanta gente, la autoridad civil comenzó a intervenir y posteriormente los superiores se vieron obligados a trasladar al P. Eustaquio. Una vez recibida la orden de sus superiores el P. Eustaquio actuó prontamente y salió de Poá el 13 de mayo de 1941.
Apostolado en varias localidades (1941-1942)
Los dos últimos años de su vida constituyeron una verdadera peregrinación. En todos sitios a los que llegaba, incluso tratándose de esconder de la gente, había personas que lo buscaban para pedirle ayuda, consuelo y curación.
En Río de Janeiro se detuvo unos quince días y también allí hubo grandes concentraciones de personas que le buscaban. La publicidad que comenzó a darle la prensa hizo que en algún momento hubiera que interrumpir el tráfico en la playa de Botafogo por el número de gente que se había concentrado para buscar al P.Eustaquio. De nuevo hubo que hacerle salir de allí, esta vez tratando de ocultar su destino. De hecho permaneció con otro nombre, P.José, en la Fazenda de Río Claro y allí se dedicó a la oración, lecturas y también a atender a los ochocientos colonos de la factoría. Algunos obispos y sacerdotes, a pesar del carácter incógnito de este tiempo, le solicitaron bendiciones y oraciones para los enfermos, cosa que el P.Eustaquio realizó con el permiso de sus superiores.
Del 13 de octubre de 1941 al 14 de febrero de 1942, fue enviado a Patrocinio lugar que distaba tanto de Sâo Paulo como de Río de Janeiro, donde se habían producido más movimientos de personas en torno a su figura. Allí pudo ejercer de nuevo el apostolado en forma pública con algunas condiciones. En cualquier caso también allí produjo la admiración de la gente y no pasaba un día sin que hubiera personas que por su medio experimentaran la conversión.
Después fue trasladado a Ibiá, en Minas Gerais, como párroco una vez más, ya que parecía que la situación se había calmado. En cualquier caso Ibiá estaba lejana de los lugares en los que más concentraciones de gente se había producido en torno suyo. Después de tres meses en los que el P.Eustaquio pudo ejercer serenamente su actividad parroquial, los superiores creyeron conveniente trasferirlo como párroco a Belo Horizonte a la parroquia dedicada a los Sagrados Corazones. Allí va a permanecer desde el 7 de abril de 1942 hasta el 30 de agosto de 1943, día de su muerte.
Apostolado en Belo Horizonte ( 1942-1943)
La parroquia de Santo Domingo de Belo Horizonte era una parroquia periférica, constituida por gente pobre. Había una capilla provisional. El P.Eustaquio buscó adquirir un terreno para construir el templo, construcción que él mismo inició y que fue terminada después de su muerte. Además de todas las actividades parroquiales ordinarias, cada día el P.Eustaquio recibía unas cuarenta personas en el confesionario, que llegaban a él provistas de un billete, como habían dispuesto los superiores para evitar concentraciones. Especialmente se ocupaba de las confesiones de los enfermos. Ante las peticiones de otras parroquias, acudía con presteza y escuchaba muchas confesiones. Ciertamente todos le consideraban un verdadero misionero y un santo.
Últimos días y muerte (20-30 de agosto de 1943)
En un cierto momento contrae la enfermedad del tifus exantemático, que le hizo sufrir mucho y lo llevó a una muerte prematura, el 30 de agosto de 1943. En principio fue diagnosticada una pulmonía, pero después se constató que se trataba de aquella otra grave enfermedad que por entonces era incurable. Consciente de la proximidad de su muerte y habiendo pronosticado él mismo que se produciría en pocos días, se preparó al acontecimiento con la oración y la recepción de los sacramentos. Los testimonios son claros al afirmar la gran fortaleza con la que enfrentó aquella situación hasta el final. Sus últimas palabras dirigidas al P. Gil, fueron : “¡Padre Gil! ¡ Deo Gratias!", y diciendo esto expiró.
Impresionante fue la concentración de fieles que querían visitar el cadáver del P.Eustaquio. Desde que fue expuesto su cuerpo en el templo parroquial hasta que fue enterrado el día 31 de agosto, tanto de día como de noche, una multitud de personas desfiló por aquella iglesia para rendir su último homenaje a aquel que ya en vida y hasta ahora ha sido considerado como el santo que curó y dio paz a tantos enfermos y tantos necesitados.
El 15 de junio de 2006 fue beatificado en Belo Horizonte.
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