Alberto Toutin reflexiona sobre el reciente Capítulo General en el boletín “Hermanos” de la Provincia Ibérica. Compartimos sus reflexiones.
1. Libertad de palabra y participación. 12 hermanos que participaron por primera vez en un Capítulo general. No sólo eran hermanos jóvenes casi todos ellos, sino que también expresaron con libertad lo que piensan, sueñan, rezan para el conjunto de la Congregación. En esta misma línea, todos los miembros del nuevo Gobierno general éramos miembros de este Capítulo. Eso nos da desde el inicio una honda sintonía con el espíritu que animó este Capítulo y sus decisiones.
2. Dos convicciones “aguijón” y una sorpresa. El capítulo nos ha permitido ahondar en dos convicciones “aguijón”, movilizadoras para el conjunto de la Congregación. “Algo tiene que cambiar”: en nosotros, en nuestra organización, en nuestra economía, en la formación inicial, en la apreciación y difusión de nuestropatrimonio espiritual que se encarna en hermanos y hermanas, digámoslo con sano orgullo, en nuestros “santos y santas”. Y la otra convicción es la urgencia de crecer en una mayor interdependencia entre nosotros.
Una reciprocidad todavía por descubrir: todos podemos aportar algo y todos podemos recibir algo. Y, por último, la sorpresa pues surgió del mismo Capítulo fue la opción por los jóvenes para los próximos seis años. “Alguien nos tiene que cambiar”: es decir, salir a su encuentro allí donde están, dejarse interpelar por ellos e incluso transformar por ellos. Haciendo esto, podremos recibir de otro modo lo que somos y tenemos y sabremos compartirles mejor lo que creemos que es una buena noticia también para ellos.
3.“Hermanos y hermanas con la rama secular”. La vivencia al mismo tiempo de nuestros Capítulos Generales, la liturgia compartida, los encuentros en las comidas y en los momentos de descanso, y también las sesiones conjuntas, nos han hecho agradecer una vez más el don que hemos recibido de nuestros fundadores. Una única Congregación de hermanos y hermanas que compartimos la espiritualidad y la misión, caminando en el Pueblo de Dios, laicos y laicas beben de nuestra misma espiritualidad y la irradian según sus vocaciones y competencias específicas. Algo que nos podría parecer obvio se vuelve un don precioso para seguir acogiendo, cultivando, ensanchando y ofreciendo a nuestra Iglesia hoy.
07/10/2024